[Los Cartuchitos] ¿Qué tienen en común el clásico Tennis para Game Boy y el nuevo Top Spin 4 para PS3?



Curiosa pregunta diréis, y es que, a parte de lo obvio (son juegos de tenis para los que no hayan caído todavía), podría decirse que un juego de 1989 para Game Boy y otro que vio la luz en marzo de este año para la actual generación de consolas tienen poco en común. ¿O no?

Como jugador de ambos (y les he echado bastantes horas, cada uno a su tiempo) me sinceraré y os contaré cuál ha sido mi experiencia con los dos y en qué pueden parecerse ambos juegos. ¿Intrigados? A seguir leyendo.

Tennis (Game Boy, 1989) fue una reedición para la portátil de Nintendo del juego original, del mismo nombre, lanzado para NES en 1984. Llegó a mí a través de un cartucho de esos recopilatorios/pirata que me trajo mi padre de Canarias en un viaje. El cartucho en si se titulaba 128 en 1. ¿128 juegos en un solo cartucho? Jajaja, en realidad no, no había más de 10 o 12, creo recordar, pero en la lista inicial aparecían repetidos con distintos nombres hasta completar los 128. La imaginación piratilla de aquel entonces.


Una vez probados los 128 juegos, ejem, Tennis pasó a ser mi favorito sin duda. Las premisas eran muy sencillas: podías enfretarte a la CPU en cuatro niveles de dificultad en un partido de tenis a 3 sets, con puntuación real y con unas físicas medianamente realistas, dos golpes (normal y globo) y todo dirigido por un árbitro de lujo: Mario.

Con lo de físicas realistas me refiero a que los golpes a la pelota estaban bastante bien conseguidos. Dependiendo de cómo enfretaras la bola (tu dirección y el momento exacto en el que pulsaras el botón) podrías imprimirle una dirección u otra, más o menos ajustada. Y si te pasabas, tanto de fuerte como de escorada, podías enviarla fuera.

Los niveles de dificultad radicaban en la inteligencia de la CPU y en la velociadad a la que se movía la pelota, siendo el primer nivel escandalosamente fácil y el último de ellos todo un buen reto. La dificultad estaba tan alta en este nivel que solo después de dominarlo durante mucho tiempo (y le dediqué bastante) llegabas a pensar en que le faltaba un nivel más.


Yo jugué partidos y partidos con este pedazo de juego, llegando a convertirse en uno de mis juegos deportivos favoritos de Game Boy (junto con el grandísimo Nintendo World Cup, al que todavía le debo un post). Las partidas siempre eran un reto, pues no dependían tanto de la habilidad del rival, sino de tu propia habilidad para darle en el momento justo, y si te despistabas la CPU te lo podía poner difícil. Y si no, y ya lo dominabas por completo, siempre podías jugar a hacerlo bonito o ponerte tus propias limitaciones (como jugar solo con globos, por ejemplo) y hacerlo aun más interesante. En estas cosas se divertía este chavalito cuando jugaba a este clasicazo con unos 9 o 10 años.

Mi historia con Top Spin 4 es más corta, pero no menos intensa. Todo empezó cuando cierto personaje (que no querré señalar) se trajo el juego a mi casa una noche loca de verano (que acabo con ciertos cartucheros patinando por el paseo marítimo cubalitro en mano). Al jugar con él, mis manos y mi mente recordaron ciertas sensaciones. No fue un déjà vu exactamente, ni yo supe qué había sido, pero algo me dejó el juego en mis sentidos. Algo que no pude contener, que se repetía en mi mente una y otra vez y que no acabó hasta que tuve que comprarme el dichoso jueguecito.


Top Spin 4 es un gran juego de tennis y, en general, un gran juego deportivo. Tiene una jugabilidad sencilla y directa si es la primera vez que lo juegas, pero profunda y desafiante si quieres dominarlo en su totalidad. Y es verdad que tiene fallos, pues se echan de menos más tenistas y pistas reales, más animaciones personalizadas para ellos, más movimientos en la pista (jueces, recoge-pelotas...), más modos de juego, un modo historia más completo... En fin, cosillas que se podrían haber afinado con un poco más de tino. Pero su completa jugabilidad lo perdona todo.

Yo empecé a jugar directamente en Difícil (todavía hay otro más ‘Muy difícil’) a conciencia y no estoy para nada decepcionado. En el modo historia empiezas siendo un mindundi y ganar tu primer torneo es bastante difícil la primera vez. Porque no controlas el juego y porque tu jugador es un patata. Pero mientras empiezas a coger nivel, vas ganando torneos y acabas enfrentándote a las mejores estrellas del panorama actual: Nadal, Federer, Djokovic y compañía. Algunos como el serbio o el británico Murray son huesos muy duros de roer que ni en nivel 20 (el máximo) y con muchas horas de juego te permiten un respiro en un partido.


Pero, a parte del rival, lo que hace grande para mí este juego es lo que hizo lo mismo con Tennis en la Game Boy: todo radica en tu habilidad para darle en el momento justo con la colocación justa y el control preciso. Y ni aun así las tendrás todas contigo ;) Tu jugador puede tener un revés demoledor y una resistencia que le haga llegar a todas las bolas, pero que te toque un sacador nato en una pista rápida (por ejemplo, el enfrentamiento contra Pratick Rafter, uno de los jugadores clásicos incluidos en el juego) y no tener nada que hacer sino ajustas al milímetro tus reflejos.

Más de 20 años de diferencia entre estos dos juegos, unos gráficos a años luz unos de los otros y plataformas opuestas totalmente, pero un mismo deporte y un mismo espíritu cuando lo juegas. Si es que ya lo sabemos, no todo son gráficos y potencia bruta en nuestra industria, muchas veces priman más tus sensaciones y experiencias sobre el resto de cosas.

Y mientras esas sensaciones sean buenas, mientras quiera seguir batiendo rivales, hacer mejores dejadas o encadenar más de 15 puntos seguidos, seguiré vistiéndome de corto y poniéndome al otro lado de la red en Top Spin 4. Y si no, rescato mi Game Boy y cartucheo un rato. Que viene a ser lo mismo ;)

1 comentarios - Add Yours

ToniCae dijo...

jeje! si acepta el desafío tengo un par de buenos golpes que ensayar ;)

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